30 de mayo de 2014

Mi historia con Paco




Juro que la historia que voy a contar es real, 100% real y sin recortes. Todo comenzó en el año 2002. Me echaron del trabajo, una página web de información general que ya no existe y que sufrió de lleno la crisis de las puntocom a principios del presente siglo. Tengo que decir que soy periodista y para mí la crisis comenzó desde que me licencié y entré en el mundo laboral. Con los sueldazos que cobramos algunos del sector (la gran mayoría) apenas se puede subsistir... pero a lo que íbamos: mi primera crisis laboral fue en 2002.


Acababa de quedarme en paro y una compañera que tuvo la suerte de no salir en la segunda tanda de despidos (en la que me tocó a mí irme a la calle), nos comentó a algunos de los despedidos que buscaban un redactor para la sección de política de La Razón Cataluña. Para una de mis compañeras de despido (y amiga) y yo, el primer pensamiento fue "qué marrón de vacante". Mi amiga, de entrada, no quiso saber nada del tema, pero yo, bien por cobardía, bien por inocencia o bien por no tener demasiado amor propio (de entrada) acepté ir a la sede de La Razón a ver qué me ofrecían. Eso sí, iba ya avisada: no esperaba una buena oferta. Lo que allí me encontré fue peor de lo que me pensaba.

Me recibió el entonces director de la edición catalana, el antes-no-pero-ahora-sí-archiconocido Paco Marhuenda. Tengo que decir que en todo momento fue amable, no voy a negarlo. Su oferta fue la siguiente: un trabajo de 9 de la mañana hasta cierre (horario indefinido) en la sección de política del diario (cuidado, que ya sabemos como se las gastan), sin contrato (o sea, sin alta en la Seguridad Social, sin derecho a paro ni indemnización en caso de despido, ni nómina, ni cobertura en caso de accidente..., según Paco porque no les era económicamente posible hacer contrato a nadie), pero eso sí, ¡¡¡con sueldo!!! Eh aquí cuando el gran Paco Marhuenda me dijo lo siguiente:

"Cada mes cobrarás EN UN SOBRE entre 45.000 y 50.000 pesetas" (sí, ya teníamos euros pero hacía poquito y aún contábamos en pesetas).

Ya véis, una pasada de sueldo. Desde luego, si algo está claro es que los sobres del partido de sus suspiros, presuntamente, han sido bastante más generosos que los que él me ofrecía en su diario.

En aquel momento, tras escuchar la oferta, no lo dudé un instante y le respondí lo siguiente:

"Mire, Francisco, yo vengo de una empresa con contrato, un buen sueldo, móvil de empresa, cheque restaurante... y qué quiere que le diga, me parece muy dura su oferta, así que voy a seguir buscando un trabajo con mejores condiciones, con contrato, vaya... ya que ni siquiera puede usted ofrecerme media jornada para que lo haga compatible con otro trabajo".

Lo de la media jornada fue rechazada por el entonces director de La Razón Cataluña. Y ahí acabó mi entrevista. Nos dimos la mano, me comentó que si me lo pensaba le llamara, me dio su tarjeta y me marché. Jamás volví a verle.

Ahora me arrepiento de dos cosas: 1. haber pensado tan solo un segundo en formar parte de ese medio tan deshorroso para el periodismo y 2. no haber conservado la tarjeta de Paco para, al menos, pegarme unas risas a su costa.